MI ALABANZA
Hola amados/as. Es una gran bendición para nosotros que ya estén conectados con nosotros y deseamos que Dios los bendiga y que puedan apoyar nuestro ministerio con sus comentarios y con sus recomendaciones a otros hermanos/as en el mundo.
En esta oportunidad he deseado compartirles un poco acerca de lo que es la alabanza según la Palabra de Dios. Primeramente, quiero aclarar que la Alabanza y la Adoración es más que música, instrumentos, coristas, solistas, etc. La Alabanza y Adoración es mucho más que todo eso, no es que no sea importante lo anterior, sino que hay algo que es más importante y que la Palabra del Señor nos enseña:
La Alabanza es aquella “adoración” donde se le rinde honor, gloria y honra (2 Cr 7.3). Esta “adoración” es un producto de un corazón alegre (Sal 9.1, 2; 63.5; 100). La alabanza se expresa de diferentes maneras, puede ser con canticos, música y danzas (2 Cr 7.6; Sal 28.7; 40.3; 95.1, 2; 149.1–3; 150).
Dios pide y exige la alabanza por varias razones según su palabra (Sal 50.14; Ap 19.5):
· - Porque Él es digno de alabanza (2 S 22.4; Sal 48.1; 145.3),
· - Porque Dios es único (2 Cr 6.14, 15; Sal 113),
· - Es bueno (Sal 106.1; Jer 33.11),
· - Es grande (1 Cr 16.25, 26; Sal 150.2),
· - Es poderoso (1 Cr 29.11–13; Sal 21.13),
· - Misericordioso (2 Cr 20.21; Sal 57.9, 10; 107.1; 138.2)
· - Justo (Dn 4.37; Sal 7.17).
· - Merece alabanza por sus obras (1 Cr 16.8, 9; Sal 78.4; 106.2; Is 25.1; Lc 19.37)
· - Y por su Palabra (Sal 56.4, 10).
La alabanza surge espontáneamente frente a los milagros de Dios (Lc 18.43; Hch 3.8), sus dones (Dn 2.23; Hch 11.17, 18) y su ayuda (Sal 30.11, 12; 109.30, 31; 118.21).
Los que alaban a Dios son generalmente sus siervos (Sal 113.1), siervos celestiales (Lc 2.13, 14; Sal 148.2) y terrenales (Sal 148.14; 149.1, 2; Hch 2.47; Ro 15.8–11) de toda condición (Ap 19.5) y edad (Sal 148.12; Mt 21.16).
Pero no solamente sus siervos le alaban, sino que también le glorifican los pueblos y las naciones (Sal 67.3–5; 117.1), los reyes (Sal 138.4; 148.11), la creación (Sal 69.34; 145.10; 148.3–10) y todo lo que respira (Sal 150.6).
En conclusión podemos decir que la Alabanza tendrá muy ocupado al pueblo de Dios por los siglos de los siglos (Sal 30.12; 79.13; 84.4).
Tomado de la siguiente publicación: Nelson, Wilton M., Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1998.
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